Hay veces, en que algunos clientes nos plantean problemas que parecen irresolubles… pero al final se encuentra solución. Otra cosa, es que les gusta o se quieran gastar lo que puede costar la solución.
Hace un par de meses, vendimos un PC gamer. El cliente se llevo el equipo completo: unidad central, monitor, teclado, ratón y cascos. El teclado, ratón y cascos especiales para gamer. No eran de una marca puntera, pero cumplían su misión.
Al cado de unos días, nos visita el cliente, acompañado por su cuñado. El cuñado había visto el PC y le había gustado. Pero solo quería el teclado y el ratón gamer, el resto decía que no lo necesitaba. Se lo quería regalar a su hijo adolescente por su próximo cumpleaños. Así que le sacamos el mismo kit que se había llevado su familiar. Tras estar un buen rato mirándolo, nos dice que no, que a su hijo no va a gustarle el color del teclado numérico. Le mostramos media docena mas de kits que teníamos en la tienda. A todos les sacaba pegas, con la excusa de que si a su hijo no le gustaba la disposición de las teclas de función, si a su hijo no le agradaban las teclas multimedia en ese lugar… al final le mostramos teclados y ratones gamer de los catálogos de nuestros proveedores y nos los pide. Un modelo de teclado al que no le vio defectos y el mismo ratón que su cuñado, pero suelto, sin el teclado a juego.
Al cabo de unos días, viene el cliente a la tienda. Quiere cambiarnos el ratón, porque según su hijo, en algunos momentos ve muy duro el tercer botón de armas (ratón gamar con media docena de botones). Así que volvemos a buscar ratones… encontramos otro que parece que tiene las teclas más grandes, al cliente le gusta y lo pedimos.
Al cabo de unos días, vuelve el cliente a la tienda. Su hijo dice que si, pero que no… que hay juegos donde los botones son ahora blandos para le tipo de juego que él hace. Que para algunos juegos le gusta la dureza, pero que para otros no le gusta. Mi socio dice que no hay remedio, que no hay solución a lo que pide su hijo, que le devuelve el dinero al cliente. Y yo, que no me puedo aguantar y para algunas cosas tengo buena memoria, le digo al cliente, que tengo el ratón perfecto.
Le enseño el Razer Mamba, que posee un sistema que permite reglar y regular la dureza de los botones (además de innumerables funcines más…).
Al final le devolvimos al cliente el dinero. Quería mucho a su hijo, pero los más de cien euros del Mamba, le parecían mucho. Pero solución, se la encontramos.